Un dashboard claro y legible es uno de los requisitos clave para tomar decisiones basadas en datos. Es imprescindible que el usuario al que va dirigido el dashboard pueda interpretar rápidamente su contenido y obtener respuestas.

En el proceso de construcción de un dashboard, es útil pensar tanto desde el punto de vista del analista -para distinguir los datos relevantes y las vistas más adecuadas para comunicarlos- como desde el punto de vista de la propia audiencia, que debe ser capaz de entender de forma independiente la información que el dashboard quiere transmitir.

Ya hemos dado algunos consejos sobre cómo construir cuadros de mando eficaces, pero con este artículo vamos a añadir algunos trucos más útiles que te permitirán transformar tu dashboard y hacerlo inmediatamente más accesible e impactante.

Dirigir la atención a los elementos adecuados

En primer lugar, es útil hacerse algunas preguntas sobre la legibilidad del dashboard: ¿Estamos destacando los datos importantes?, ¿Se ven de un primer vistazo?, ¿Está la vista demasiado llena de elementos? Ser capaz de dirigir la atención a los elementos adecuados es un aspecto crucial en el proceso de construcción de un cuadro de mando.

En este sentido, podemos tener en cuenta que, en la navegación online, el usuario tiende a desplazarse por una página web empezando por la sección superior izquierda, y yendo luego hacia la derecha y hacia abajo. Teniendo en cuenta esto, lo lógico es situar, en ese lugar de la pantalla, los contenidos a los que queremos dar más protagonismo en nuestro dashboard.

Si en la construcción de un dashboard eficaz, hay que ser capaz de transmitir toda la información deseada de forma directa, también hay que tener cuidado para que eso no se traduzca en demasiados gráficos.

Demasiados gráficos pueden hacer que se pierda la claridad y la comprensión de la información que se quiere transmitir. Para no saturar innecesariamente nuestro dashboard, lo mejor es evitar insertar más de tres o cuatro vistas en un mismo dashboard.

Una vez elegidas las vistas, otro recurso para aumentar la claridad comunicativa es dividir el dashboards en diferentes secciones, y que todo esté mejor organizado. Por ejemplo: una sección podría estar dedicada a los KPI, otra a los gráficos de barras para examinar los datos categóricos y la última a los gráficos de líneas para analizar las series temporales.

Como toque final, una vez que hayas seleccionado las vistas que quieres insertar y su ubicación, es útil limpiar el diseño. Por ejemplo, puedes pensar en eliminar las cuadrículas de referencia de los gráficos, o eliminar los bordes de los gráficos (o los propios contenedores) para obtener un resultado final más ordenado.

Un uso inteligente de los colores, los tipos de letra y los tamaños

También hay algunos aspectos que, si se ajustan, pueden dar lugar a mejoras significativas en el dashboard, con unos pocos clics: el color, el tamaño y la fuente. Estos elementos son el esqueleto de la representación visual de tu dashboard, y una de las formas más rápidas de mejorar rápidamente un dashboard, es saber ajustarlos.

En cuanto a los colores, es útil limitar el número de colores utilizados en la visualización (o, en todo caso, asegurarse de que cada color tenga un significado único) y utilizarlos con prudencia. Por ejemplo, los colores más brillantes pueden asociarse a conceptos más importantes, o tonos de color similares pueden atribuirse a datos relacionados, etc.

Incluso para las dimensiones, se pueden utilizar algunos trucos para representar mejor los datos y los gráficos con los que se comunican. De hecho, podríamos pensar en atribuir un tamaño mayor a los contenidos más importantes, por ejemplo a los cuadros resumen o a los KPI.

En cuanto al tipo de letra, en cambio, es mejor mantener un estilo sencillo. Podríamos pensar erróneamente que una diversidad de tipos de letra podría hacer más atractivo el dashboard. No obstante, es útil mantener un solo tipo de letra y utilizar el tamaño de la misma, la negrita y los colores de forma inteligente, para dar el énfasis adecuado a los conceptos.

La elección del gráfico

Es importante elegir el tipo de gráfico adecuado para tus visualizaciones. Para elegir el gráfico más adecuado, es útil tener una idea clara del tipo de análisis que queremos realizar. Por tanto, en esta fase es útil plantearse cuál es la pregunta exacta a la que queremos contestar y, de esta manera, poder imaginar también qué gráfico puede satisfacerla. Por ejemplo, ¿queremos identificar la región que ha registrado más ventas? ¿O identificar qué tipo de producto ha generado más beneficios?

También hay que recordar que no existe una única opción que pueda satisfacer plenamente nuestras necesidades, sino que, por el contrario, cada tipo de gráfico suele tener ventajas e inconvenientes.

Existen características clave asociadas a cada tipo de gráfico. Por ejemplo, los gráficos de barras son útiles para comparar categorías, los gráficos de líneas se prestan a ver y comparar tendencias temporales, los histogramas ayudan a visualizar la distribución de los datos, etc.

Objetivo y público

Como ya hemos dicho, un dashboard es eficaz si los objetivos son claros. En este sentido, hay que tener en cuenta no sólo lo que se quiere comunicar, sino también a quién va dirigido el dashboard. Hay que intentar tener una idea lo más clara posible del nivel de conocimiento que tiene la audiencia sobre los datos que vamos a presentar. ¿Han tenido ya los destinatarios la oportunidad de conocer y entender los temas tratados? ¿Qué información adicional habrá que incluir en el dashboard para que todo el mundo lo entienda? Podríamos suponer, por ejemplo, que un dashboard que presente los KPI o los cambios porcentuales a lo largo de los años podría ser más adecuado para un público de ejecutivos, mientras que un dashboard con elementos más detallados -distribuciones de datos, tablas destacadas, gráficos de Pareto- podría prestarse más a un público de analistas.

Aprovechar la interactividad del dashboard

Por último, uno de los aspectos más interesantes de los cuadros de mando en Tableau es que permiten la interactividad del usuario con los gráficos. Es posible que tu público se haga preguntas que sólo pueden ser respondidas mediante una exploración más profunda de las visualizaciones. Las acciones de Tableau permiten realizar investigaciones más específicas dentro del cuadro de mando. En concreto, esto es posible gracias a las acciones de resaltado y las acciones de filtrado.

Las acciones de resaltado permiten resaltar (como su nombre lo indica) rápidamente los datos de interés en la visualización. De este modo, es posible descubrir correlaciones entre los datos de diferentes hojas. Las acciones de resaltado también pueden utilizarse en campos individuales o en varios campos juntos, según las necesidades.

Las acciones de filtrado, por su parte, permiten al usuario elegir los datos en los que se quiere centrar y controlar el contexto de la visualización. De hecho, los filtros representan la posibilidad de que el usuario revele, en la visualización, los datos relevantes para sus preguntas y elimine los superfluos.

Por último, recuerda que es importante que esta interactividad sea clara e intuitiva para tu público. No olvides utilizar indicaciones -como subtítulos- para mostrar al usuario la mejor manera de explorar su tablero.

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